El reto del doble cruce del Estrecho de Gibraltar, ha sido al final, un viaje de lo increible a lo imposible.
De lo increible, porque mi lugar de salida es siempre…lo increible, el lugar del que parto y que a veces un oportuno dolor se ocupa de recordándomelo. Pero el dolor que fúe y esa experiencia, se convierten en cada nuevo reto, en el impulso que me saca de lo increible, y me propulsa hacia donde yo decido ir.
Cuando haces un reto grande, que deportívamente es ya en si, una gran apuesta, tu compromiso consiste en prepararte a conciencia para conseguirlo, con todo lo que implique, lo que haga falta, en la realidad de cada uno. Cuando lo haces a favor de una Fundación benéfica, por una misión, por un objetivo mucho mas grande que el reto en si, la apuesta es todavía mas potente porque puedes ayudar a un bien mayor y mas allá de ti mismo, y de esa circustancia.
Nuestro último reto, mi último reto, de cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar ida y vuelta, es alto, es grande, pero es el que ha tenido que ser y para lo que estoy preparado. Te preparas muy a fondo para un reto de aguas abiertas de larga distancia y especialmente si, no siendo un lugar que lo pone fácil, añadimos la dificultad de el que sea «doble cruce», que es tener, casi seguro, en uno de los dos sentidos las cosas en contra.
Tu pones el hecho de estar preparado, con lo que hace falta para estarlo a ese nivel, de superar tus circunstancias, pero con todo eso, no es suficiente, y lo sabes, es una ecuación donde solo puedes conseguirlo si vas sumando factores, dá la sensación de que los dioses del Olimpo te miran, y te lo permitan y que se pongan de acuerdo. La fuerza de Poseidón,… Eolo con su poder sobre el viento, que lo libera cuando quiere… las Nereidas, diosas marinas de las corrientes, …, tienen que estar todos a favor. Y , luego … esperas el día, te dan la salida y te entregas al mar, en una carrera a contrareloj para no cansar a los dioses o para no despertarlos. Es así. Y el 1 de junio no quisieron que hiciéramos la vuelta. ¿Que te gustaría haberlo hecho, haberlo logrado? ¡si te gustaría, claro que te gustaría! pero el no haber hecho la travesía de vuelta no lo convierte en un fracaso, eso no es un fracaso. Nada mas lejano! El mar es poderoso, y no se ha dejado. La naturaleza es así, y en la ecuación de una travesía, es una parte importantísima. Cuando decides escalar una montaña, un 8.000, buscas el mejor momento pero…la naturaleza manda, las cosas se pueden volver en contra y tener que retirarte, es así. Es la magia que tiene, … ,el valor de la natación en aguas abiertas, el mar siempre tiene algo que decir, ese es su valor,y mas en el Estrecho donde todo es potente, los vientos, las mareas y las corrientes. Y el 1 de junio no se dejó.
Cruzar el Estrecho por segunda vez, ha sido increíble, hacer la vuelta a nado, esta vez, simplemente imposible.