La final de Wimbledon del 2019 pasará a la historia como uno de los mejores partidos de todos los tiempos con la mejor exhibición de tenis de dos de los más grandes tenistas del mundo, que se dejaron la piel en esta final épica.
Pero no es mi intención hacer un análisis técnico del partido de ayer entre Djokovic y Federer, si lo es destacar un par de aspectos del trasfondo del partido que son grandes lecciones que nos han dejado estos dos titanes, por un lado la fortaleza mental de Novak cuando todo un estadio como Wimbledon estaba a muerte con su rival y el afrontaba lo que ha llamado el partido más exigente mentalmente que ha jugado nunca:
«Me imaginé jugando en Servia y pensando que todos los que animaban a Federer en realidad coreaban mi nombre».
Utilizó la herramienta de la visualización para abstraerse e imaginarse apoyado en la cancha y lograr empoderarse y motivarse ante su objetivo.
Federer, a sus 37 años y luchando por conseguir su 21 gran slam, regaló este aprendizaje que deja para que muchos no se rindan al límite de los años:
«…espero que sirva para que mucha gente crea que a los 37 años todavía se puede. Ojalá sirva de inspiración»
La muy destacable dignidad y humildad con la que afrontó la derrota es otra de las lecciones de este gran hombre, que sin ocultar su frustración ante lo doloroso que resulta perder (o ser vencido) la asumió con una positividad y fortaleza que sin duda le volverán a alzar hacia otros éxitos.
«No puedo creermelo pero …trato de sacar las cosas positivas …se que lo hice bien y lo cerca que estuve de ganar…Se que he perdido una gran oportunidad en mi vida, es algo doloroso pero tengo una mentalidad fuerte para reponerme y seguir adelante«
¡Enhorabuena!