Decía Steve Jobs en su discurso de Standford que lo importante en la vida es cuando con el tiempo miras atrás y logras conectar puntos. «Connecting Dots»
Hace unos años Muni Sanchiz escribió este post en el blog de «Tres hombres contra el mar»cuando mis dos compañeros y yo estábamos en pleno reto de cruzar el Canal de Menorca, 40 kilómetros, a nado:
UN DÍA 12.000
«Cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar, son entre 16.000 y 23.000 metros, dependiendo de la ruta que permitan las corrientes.
A falta de 25 días para realizar el reto del cruce del Canal de Menorca, cada dos días, los nadadores de Tres hombres contra el mar, se hacen prácticamente esta distancia. Es como decir, que uno sale de trabajar para ir un rato a comer a casa y echar una cabezadita y otros se van a África nadando… es un poco fuerte. Y si además tenemos en cuenta que a su vuelta no se quedan en casa descansando o felicitados por el entorno de familia y amigos y con toda la gloria, sino que se ponen de nuevo la ropa y vuelven al trabajo, es una proeza. Imaginemos, si alguien después de comer te pregunta, ¿Que tal? ¿has comido? tu, respondes, es que me he cruzado a África… a mi, desde luego, me impresiona.
Es seguro la parte que más me gusta del reto. Porque es realmente una proeza pero está hecha tan en silencio, sin glorias, sin aplausos, en el interior de uno mismo, con el abrazo de los más cercanos que les acompañan, y ya. Y cuando además no es un día suelto sino que empieza a ser parte de tu vida, tienes que vivir también con ese cansancio, con esa sensación de estar siempre al límite.
Dicen que cuando salen del agua se sienten rebosantes de satisfacción, proporcionalmente a la sensación de cansancio con la que cierran el día. No hay descanso, un día tras otro, así hasta que acabe el reto. A veces no tiene que ser fácil, quiero decir, llevar toda esta rutina con una sonrisa. Y yo pensando… entiendo, que llevan algo muy grande de motor en el corazón, que son esos niños que también cruzan a África todos los días, poniendo todas sus energías en curarse y a pesar de eso, con un futuro incierto. Y es precisamente saber que pueden ayudar a cambiar lo incierto del futuro de esos niños, lo que yo creo que les hace sonreír.»
Quizás todos podamos…»
Hoy cinco años más tarde reflexiono sobre las muchas razones por lo que todo cobró sentido. La primera reflexión es sobre la beca de investigación que logramos levantar para la Fundación Unoentrecienmil, la segunda reflexión es sobre el reto personal que aquella experiencia me llevó, tanto a nivel de superación frente a la enfermedad, como a nivel deportivo. Pero sobre todo me dio el convencimiento de que cualquiera puede lograr,
con una serie de claves importantes y frente a sus dificultades personales, sus metas: un buen equipo, un claro objetivo, una misión con sentido y, sobretodo, la mejor compañera que podemos tener en nuestra vida: LA ACTITUD ADECUADA.